La navidad entre amanitas y valerianas

¿Te has preguntado alguna vez por qué Papá Noel se viste de rojo y blanco? ¿ Por qué entra por la chimenea? ¿Por qué se le espera el día de Navidad? ¿Y por qué va en un carro tirado por renos voladores? Estoy convencida de que sí y de que además ya tienes una respuesta para ello.

Déjame darte la mía: amanitas y chamanes. La respuesta a estas preguntas está en estas dos palabras.

Amitas colgando del árbol de navidad

¿Te has fijado que a menudo entre las decoraciones navideñas se cuelan unas vistosas setas con el sombrero rojo a puntos blancos? Colgando del abeto, en los escaparates de las tiendas, en tiras de lucecitas… son las amanitas, Amanita muscaria.

Sin embargo, su época de floración es el otoño, no parece pues que debieran aparecer en las decoraciones navideñas más de lo que debería aparecer una remolacha o una fresa. Pero algo hay en el imaginario colectivo que permite que veamos como apropiadas las amanitas en Navidad, y no, no es solo por el color.

¡Para más inri, esta seta que parece un dibujo animado es una seta con propiedades alucinógenas! Esto lo sabían perfectamente los antiguos chamanes de la Siberia… y también los de la península ibérica.

En la península apenas han quedado testimonios reducidos de su empleo en el Pirineo, pero en Siberia todavía perdura su uso en algunos grupos. En algún momento de la historia europea, el consumo de amanita debía estar muy extendido. Los efectos de esta seta consisten en una embriaguez alucinatoria tanto visual como auditiva que se produce muy lentamente, al cabo de horas de ingerirla, y puede durar unas ocho horas de efecto.

Atención

Por supuesto, es algo peligroso que puede resultar catastrófico si la dosis no es la correcta. Los chamanes de los distintos grupos de Siberia utilizaban esta seta en el solsticio de invierno para entrar en este estado de alucinación que, según ellos, les permitía conocer noticias sobre el nuevo año que empezaba.

Ojo, solo los chamanes, que eran los que podían y sabían cómo tratar estas propiedades de la seta.

Curiosamente, una de las cosas que hacían con las setas era secarlas colgadas de los árboles, que tratándose de Siberia, pues lo más fácil era colgarlas de un abeto. Y si acaso el exceso de humedad no permitía que se secaran y había que secarlas al fuego, pues entonces las metían en un calcetín que colgaba cerca del fuego del hogar. ¿No te suena todo un poco?

Imagínate la escena

Una yurta y en su interior un chamán que ha ingerido la amanita y ahora está con alucinaciones, a su alrededor una representación del grupo humano al que pertenece, esperando pacientemente a que vuelva de su “viaje” y les traiga las buenas nuevas que ha ido a conocer por los mundos mágicos.

Porque realmente así se expresaba, en forma de viaje para el cual tenía como guía al reno, que por casualidades de la vida, resulta que gusta de tomar amanitas. Tenemos pues al chamán viajando por sus mundos de alucinación provocados por la amanita, con un reno o varios, volando por los cielos, porque esa es la sensación que produce la seta, hasta encontrarse con la estrella del norte que le da la información que necesita. Todo esto durante la larga noche siberiana del solsticio de invierno.

Cuando toca volver a su yurta con su reno volador, entra por el agujero superior de la tienda y trae como regalo el conocimiento recibido sobre cómo será el próximo año. Esta información era importante puesto que los grupos humanos de Siberia eran nómadas y tenían que tomar decisiones sobre a dónde desplazarse.

Algunos testimonios actuales han podido fotografiar a estos chamanes de la amanita con sus vestidos de gala que son… rojos y blancos, algunos literalmente rojos con puntos blancos.

La valeriana y la navidad

Mientras en Siberia viajaban con setas psicodélicas a la estrella del Norte, en Europa, las tribus germánicas esperaban el paso de la diosa Ertha.

Esta diosa recuerda a una gran madre, fértil y cariñosa, que vela por todos. Ertha visitaba cada casa del mundo con su carro volador, al que guiaba con un látigo de valeriana. La visita de la diosa llenaba de gozo y alegría, y también regalos.

Nos dice Tácito, el escritor romano del siglo I d.C., que cuando ella pasaba las armas descansaban y los hombres permanecían tranquilos. ¿Sería el efecto de su látigo de valeriana? El caso es que su visita iba acompañada de paz y de regalos. Esto también te suena, ¿verdad?

En algún momento de la historia europea se fusionaron estas dos tradiciones, la de la amanita y la de la valeriana. Luego vinieron los romanos y luego los cristianos y luego más tarde la Coca-Cola y hoy tenemos la Navidad.

Desde Escuela Herbal, sin tomar amanitas ni chasquear el látigo de valeriana (ya sabemos que somos todos buenos y os portáis requetebién) os deseamos ¡felices fiestas! y os aventuramos un ¡muy feliz 2025 repleto de aventuras y descubrimientos herbales!.

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