Remedios olvidados: La pomada Sanjuanera

Lámina botánica del hipérico, agenda herbal 2020, ilustradora Azahar Giner.

Conocí esta pomada gracias a mi amiga Celia y su bálsamo de Burrita Carmela. De hecho, después de probarlo, comencé a incorporar la corteza de saúco en muchas de mis formulaciones.

Hace dos años, Ángel —quien realiza un excelente trabajo en colaboración con el Instituto Alavés de la Naturaleza— me contactó mientras recopilaba información sobre esta pomada.

Después de nuestra conversación sobre este remedio olvidado y reflexionar sobre el tema, pensé: “Vamos a hacer un vídeo sobre la Pomada Sanjuanera”.

Antes de comenzar, quiero dar mil gracias a Celia y a Ángel por descubrirme esta maravilla 😊

Pongámonos en situación

El día de San Juan es una fecha importante en gran parte del mundo para la recolección de plantas y flores. En la península ibérica, esta fecha se asocia especialmente con el hipérico, también conocido como la hierba de San Juan.

Durante esta época se recolectan no solo flores de hipérico, sino una gran variedad de plantas como lavanda, cantueso, milenrama, verbena, gordolobo, tomillo en flor y llantén, entre otras.

La pomada Sanjuanera ejemplifica perfectamente esta tradición. Si bien el hipérico es su ingrediente principal, la fórmula incorpora muchas de las plantas mencionadas.

Esta pomada Sanjuanera es un bálsamo “curalotodo” originario de Navarra y País Vasco, donde la tradición de su elaboración sigue viva y desde donde se ha difundido a otras regiones.

Cabe mencionar que existen variantes de esta receta en distintas zonas de la península ibérica, adaptándose su composición a la flora medicinal disponible en cada región.

La receta Pomada Sanjuanera

El Bálsamo sanjuanero en vídeo

La receta original de la Pomada Sanjuanera

Es complicado encontrar la receta original de esta pomada, pues varía según el valle: las plantas disponibles y la fórmula cambian según la región. La versión más aproximada contendría hasta 31 plantas diferentes, tanto frescas como secas.

Las fórmulas más antiguas suelen incluir verbena (Verbena officinalis), manzanilla, hojas de nogal (Juglans regia) y celidonia (Chelidonium majus).

Si bien no puedo compartir la receta exacta original, os ofrezco mi versión adaptada.

La receta adaptada

Ingredientes:

Para el oleato:

He recolectado las plantas que florecen en mi zona durante las fechas de San Juan (23 o 24 de junio). La disponibilidad varía según el año, pues el clima de invierno y primavera determina qué plantas encontraremos a finales de junio.

  • Sumidad florida de hipérico fresca (doble cantidad que el resto de plantas)
  • Tomillo fresco
  • Llantén menor fresco
  • Hojas de nogal verdes
  • Segunda corteza de ramas de saúco
  • Hojas de consuelda seca
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Cera de abejas, preferiblemente cera de opérculo

Otras plantas que suelo usar pero no he podido recolectar este año: cantueso (Lavandula stoechas), helicriso (Helichrysum stoechas) y milenrama  (Achillea millefolium).

Para el bálsamo:

La proporción de aceite de oliva y cera de abejas depende de la cantidad de plantas recolectadas y de si estas están frescas o secas.

Como referencia, se utilizan 1,25 gramos de cera de abeja por cada 10 gramos de oleato. Esto resulta en una pomada de textura suave. Para una consistencia más sólida, aumenta la cantidad de cera.

Elaboración:

Aunque normalmente realizo maceraciones en frío, para esta receta seguiré el método tradicional:

  1. En un bol de vidrio limpio y seco, coloca las plantas recolectadas con el aceite y calienta a fuego lento durante 2-4 horas.
  2. Apaga el fuego, retira el bol y tápalo bien. Déjalo reposar toda la noche.
  3. Al día siguiente, calienta de nuevo la maceración al baño María durante una hora.
  4. Apaga el fuego y deja que se atempere. Luego, filtra cuidadosamente el oleato.
  5. En un bol de vidrio limpio y seco, combina el aceite filtrado con la cera de abejas. Calienta a fuego lento hasta que todo se derrita uniformemente.
  6. Cuando la mezcla esté homogénea, apaga el fuego y vierte la pomada en un envase de vidrio esterilizado.

¿Para qué sirve y cómo se usa?

Como indica su nombre, este “remedio curalotodo” se utiliza como cicatrizante y antiséptico para heridas, rasguños y quemaduras, así como para tratar golpes, dolores y torceduras.

Es importante señalar que las propiedades del bálsamo varían según su formulación.

Para su uso, aplíquelo según necesite, pero tenga en cuenta que contiene hipérico, una planta fotosensible. Por esta razón, evite exponer al sol la zona donde lo aplique.

Conserve la pomada en un lugar oscuro y seco.

Espero que hayáis disfrutado del artículo. Como sabéis, me apasionan las recetas tradicionales y seguiré compartiendo más con vosotros 🙂

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